caldos

Tips para un ajiaco perfecto

1. El secreto está en la carne
   Si tienes carne de asado del día anterior, ¡úsala! Ese sabor ahumado no lo lograrás de otra manera. Pero si no tienes, puedes cocinar una posta o plateada en agua con verduras y luego usar tanto la carne como el caldo.

2. No te pases con el agua
   El ajiaco no debe ser ni tan caldoso como una sopa, ni tan seco como un guiso. Busca ese punto medio.

3. El ají de color es clave
   No es lo mismo usar pimentón fresco que el ají de color en polvo. Este último le da el sabor tradicional chileno y ese color rojizo característico.

4. Agrega el huevo al final
   Si decides usar huevo duro, ponlo justo antes de servir, para que no se deshaga en la cocción.

5. Sirve con marraqueta
   Un trozo de pan recién horneado (o tostado) para acompañar este plato es casi obligatorio.

Quizás también le pueda interesar: Anticuchos de carne y vegetarianos o Consomé de pollo.

¿Cuándo disfrutar un buen ajiaco?

Aunque puedes prepararlo en cualquier momento del año, hay ocasiones en que el ajiaco se disfruta mucho más:

• Después de un asado: el clásico indiscutido. Con la carne sobrante haces magia al día siguiente.

• En días fríos: nada como un plato humeante cuando llueve o hace frío.

• Para recuperarse: muchos lo consideran un “remedio casero” perfecto después de una noche de fiesta.

• En reuniones familiares: su sencillez y sabor lo hacen ideal para compartir.

Consejos para servirlo y disfrutarlo al máximo

1. En platos hondos grandes: parte de la gracia del ajiaco es servirse un buen plato generoso.

2. Acompañado de pebre: un pebre fresco al lado siempre realza los sabores.

3. Con ensalada chilena: tomate, cebolla y cilantro hacen un complemento perfecto.

4. No olvides el pan: la marraqueta o el pan amasado son aliados inseparables.

5. Un vino tinto suave: si lo disfrutas en familia, un vino ligero acompaña muy bien.

El ajiaco es uno de esos platos que forman parte del alma de la cocina chilena. Es sencillo, sabroso y con una carga de tradición que lo convierte en una receta entrañable.